La realidad en Colombia siempre ha sido secuestrada por los medios de comunicación, y este plagio desde hace rato se convirtió en telenovelas que presentan las vidas de los mayores criminales del país y el surgimiento del narcotráfico paramilitar de los últimos tiempos.
Hace poco, por la pantalla chica de RCN, se mostró la apología de Pablo Escobar Gaviria, y hoy nuevamente la transmite pero ensamblada en la historia de los hermanos Castaño, titulada: “Los tres Caínes”. Aparecen los criminales y sus masacres paramilitares anticomunistas, que propiciaron a lo largo de años en varias regiones, acción denominada por ellos: “Muerte a los mamertos”. Un genocidio ocurrido contra casi toda la izquierda colombiana organizada, e inserta desde su fundación en el movimiento de la Unión Patriótica (UP).
Esta producción debió llamarse “Los canes rabiosos”, en vez de llevar el nombre del primer asesino bíblico de la fábula judeo-cristiana, el cual, frente a ellos, parece ser una inocente ovejita con quijada de burro, ante la motosierra utilizada por los tres consanguíneos criminales: Vicente, Fidel y Carlos Castaño, especialistas en picadas de oreja a oreja de sus víctimas para luego convertirlas en nutriente de pirañas…
Hermanos caníbales
En esta realización la realidad deja poco espacio a la ficción y el libretista la debió llamar “documental” o “testimonio”, porque en realidad registra lo que pasó con la naturaleza inhumana de esa gente en las décadas de los 80 y 90 del siglo anterior y la primera de este, que aún en cierta forma sigue ocurriendo en el país del “Sangrado Corazón de Jesús”, como lo denominó el poeta Roca.
En esta actuación se ven cosas interesantes como la manguala entre el narcotráfico de Escobar, y el paramilitarismo narco de los Castaño, con su posterior fractura por la competencia en la producción, circulación, distribución y consumo en USA de la “dama blanca”, la cual los volvió en poco tiempo inmensamente ricos con capacidad para construir enormes ejércitos de asesinos y la posibilidad de traer al país, desde Israel, como instructor con buenísimo sueldo, un perito en masacres palestinas.
Pero la virtual distracción también muestra cómo los hermanos canes, caníbales, Caínes, Castaño, fueron muchas veces apoyados por aire, mar y tierra por la tropa nacional, cuando estaban a punto de ser aniquilados por un cerco enorme de los verdaderos enemigos del Estado de modelo económico salvaje.
Otra cosa, a la que debían “pararle bolas” los analistas, sería el por qué estos monstruos capos rezanderos paisas, superadores de los más duchos de toda la historia humana, procedían de las familias tradicionales antioqueñas: católicas, apostólicas y romanas, con una fe inquebrantable en los dogmas eclesiásticos, y madres purísimas, que los bendecían a cada rato todos los días, antes de que se fueran a cometer sus fechorías contra los más humildes.
Arrasaban sus hordas, como se muestra en la telenovela, poblaciones enteras, decapitando niños, violando e incendiando con pretexto ideológico contra la izquierda, como hicieron los nazis en Europa, para apropiarse definitivamente de sus tierras y dedicarlas al sembradío de Coca… (cola).
Detrás de cada matanza había una apropiación de las mejores tierras campesinas, porque en esto consiste el saqueo de los poderosos con pretextos ideológicos y familiares de todo tipo. Cristo predicó hasta la saciedad: “¡Ama a tu prójimo como a ti mismo!…” pero al crucificado se le olvidó la enseñanza marxista, que reza: “Los intereses materiales y económicos prevalecen sobre todos los demás en la historia”.
La programadora debió anunciar que esta era una nueva telenovela de la familia antioqueña, malos hijos masacradores y de religión. Es un serial hecho profesionalmente dirigido a los hogares colombianos con cupo completo para todas las edades y palcos: matinal, vespertina y noche, como rezaban los carteles de los mejores y peores cines de antes, muy válido en esta “Semana Santos”… Porque al ver actuar a “Los tres Caínes” en vacaciones, se llega a la comprensión del fenómeno de cómo fue la conexión entre esas fuerzas siniestras “muertas” hoy de Escobar vs Castaños, y los miembros de la oligarquía agroindustrial y financiera, todavía viva y coleando del país… ¡Amén!