"Let's make Money", una película del austríaco Edwin Wagenhofer, y "Food Inc", del estadounidense Robert Kenner, son dos duras denuncias contra el sistema financiero global y la industria alimenticia norteamericana, que pueden verse en el Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) en curso en Buenos Aires.
El filme de Wagenhofer, de 107 minutos, da la palabra a quienes hacen circular el dinero en las redes financieras, en los paraísos fiscales, y los contrapone con la realidad de la pobreza en África y Asia. Claro está que el filme fue terminado en 2008 y los gurúes que allí se refieren a los "beneficios de la globalización" financiera no llegan a responder acerca de la crisis económica que hoy afecta al mundo y que impactará en peor medida en los países más empobrecidos. "Let's make Money" se pregunta dónde está el dinero que el cliente deposita en el banco o en el fondo de pensiones porque, asegura, no se encuentra en el lugar en el que lo dejó. "Es posible que su pensión esté en uno de nuestros negocios porque los gerentes de pensiones quieren las mejores oportunidades alrededor del mundo", dice un hombre de negocios que desde Singapur maneja una empresa de inversiones en los países en desarrollo.
También afirma que allí se paga una tasa más baja porque el país quiere convertirse en un centro de finanzas.
Imágenes de lingotes de oro, de cómo se hacen, son la contracara de trabajadores de ambos sexos golpeando la piedra en las canteras africanas u hombres, mujeres y niños tirados en las calles indias.
Este documental realiza un planteo similar al precedente de Wagenhofer, "We feed the World", de 2005, que expone lo oculto de la industria de la alimentación.
Justamente, ese es el tema central de la película de Kenner, quien pone al descubierto el funcionamiento del sistema alimenticio de Estados Unidos que, sostiene, está manejado por un puñado de empresas.
"Incluso si no comes en un negocio de comida rápida no comes carne fuera del sistema", advierte. Toda la película es una advertencia y una denuncia que busca crear conciencia en el consumidor a través de imágenes horrendas, por ejemplo de la producción de pollos, o mediante una madre cuyo hijo murió por contraer la bacteria del E-coli al ingerir una hamburguesa.
Kenner incursiona en las granjas y en las compañías para mostrar una cadena muy poderosa, con funcionarios que antes ocuparon cargos centrales en sus empresas, que deciden lo que los estadounidenses comen y cuyo objetivo es obtener menores costos de producción y mejores beneficios económicos. Según Kenner, la corporación McDonald's es el mayor proveedor de carne, papas, cerdo y manzanas en el país, donde las supervisiones de alimentos se han ido reduciendo drásticamente.
De acuerdo con el filme, de 94 minutos, cientos de mataderos de diversas empresas cerraron y sólo en unos pocos se concentra el ganado de todos los productores, que son controlados para producir más rápido y a menores costos. ¿Quién podría saber entonces de dónde proviene la carne que tiene E-coli? El documental se refiere también a la incursión de Monsanto en el mercado norteamericano con su soya transgénica. "En 1996, cuando Monsanto comenzó a vender el Round Up Ready (herbicida glifosato), sólo el 2% de la soya en Estados Unidos contenía su gen patentado. Para 2008, más del 90% de la soya en Estados Unidos contenía el gen patentado de Monsanto", explica el filme.
Es que Monsanto creó el herbicida y la semilla de soya genéticamente modificada para soportarlo. Entonces la empresa cobra por esa patente y, dice el filme, investiga a los productores para que no guarden semillas destinadas a la siembra siguiente, al tiempo que persiguen a quienes no decidieron plantar sus productos. El documental sostiene que trabajadores, animales y plantas son maltratados por este sistema que, afirma, contrata inmigrantes ilegales porque les paga poco y no están en condiciones de denunciar lo que ven. Contrapone todo ello a un productor orgánico de pollos y ganado ovino y porcino, quien tiene un negocio muy rentable, y un productor de lácteos orgánico, quien logró instalar sus productos en las cadenas de supermercados más grandes, como Wall Mart.
Ambas películas integran la sección más política del festival, La Tierra Tiembla.
El BAFICI está en curso hasta el domingo, con más de 400 películas en más de 20 salas de Buenos Aires. (ANSA).
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