domingo, 19 de abril de 2009

Crítica de cine: «París, París»



Mikel INSAUSTI
Gara, 15 de abril de 2009


He leído por ahí comentarios llenos de prejuicios, en los que se afirma que “París, París” es más de lo mismo, y que Christophe Barratier repite la fórmula que tanto éxito le diera con su ópera-prima “Los niños del coro”. De eso nada, porque la única presencia infantil que hay en su segundo largometraje es la de un pequeño acordeonista que, además, está la mayor parte del metraje fuera de los escenarios parisinos donde su padre, que ha perdido la custodia del crío por culpa de una mala racha laboral, es uno de los protagonistas de una obra coral que homenajea a los tiempos del Frente Popular. La acción transcurre tras las elecciones de 1936, cuando un grupo de trabajadores del teatro Chansonia, situado en el idílico barrio de Faubourg, forman una cooperativa para montar un espectáculo por su cuenta y riesgo. Gracias a la magia de las canciones populares conectarán con la esperanzada clase obrera dispuesta a luchar contra la amenaza fascista, porque allí van a encontrar su propia forma de entretenimiento y un contagiosa alegría de vivir.

“París, París” dispone de muchos más medios para la puesta en escena que “Los niños del coro”, a fin de recrear el ambiente arrabalero que palpitaba entre Montmartre y Belleville, por medio de unos espectaculares decorados construidos en los estudios de Praga. Es una fantasía que evoca una ciudad que ya ha desaparecido, aunque quede algo de su romanticismo en algún que otro viejo café a orillas del Sena. No es un musical, pero está lleno de números coreografiados en la mejor tradición de Busby Berkeley, lo que le confiere un aire de universalidad que trasciende los localismos. Es, para entendernos, una película nostálgica y entrañable como “Cinema Paradiso”, que recrea una época convenientemente idealizada. Las canciones son fieles a la estética «retro» del conjunto, pero han sido dotadas de una frescura que las hace del todo accesibles para las audiencias contemporáneas. La gente sale de la sala de cine silbando el tema principal.