jueves, 19 de enero de 2012

Complace a Taibo II dar ganchos literarios al hígado de los lectores


Notimex / Provincia

México, DF.- Con el semblante adusto, serio y fuerte como su carácter, Paco Ignacio Taibo II (Gijón, Asturias, España 11 de enero de 1949) se apresuró a contestar: “¡De eso se trata! De sorprender a todos los lectores y a quienes no esperan el nuevo gancho literario que les voy a lanzar al hígado”.

El escritor y activista social, cultural y político señaló lo anterior, en torno a la publicación de su más reciente libro “El Alamo”, y al mismo tiempo, se regodeó diciendo “¿verdad que querían que les contara esta historia?”.

En entrevista con Notimex, realizada esta tarde en la casa editorial que lo publica, Taibo II explicó que el punto de partida de este libro está en el momento que comenzó a leer sobre el tema.

Muy pronto, se sorprendió al descubrir que toda la información estaba basada en el cine de Hollywood. “Me pregunté cómo un mexicano culto puede permitir que una parte importante de su historia, se la cuente Hollywood”.

Explicó que comenzó a adentrarse en la historia de ese capítulo de la historia de las guerras en México y mientras más adentro estaba, descubrió que ahí había material adecuado y suficiente para escribir una nueva novela. “Quizá no el libro que me apetece escribir, porque está lleno de canallas y traidores”.

Dijo que la historia está salpicada de canallas tejanos y traidores mexicanos, pero esa es una historia apasionante que le descubrió que mientras para los Estados Unidos la batalla de El Alamo es “la gran montaña” y “el gran mito imperialista”, para lo mexicanos es un episodio que mejor prefieren olvidar.

La investigación de riguroso carácter histórico avanzó y al cabo del tiempo, esta nueva entrega editorial de Taibo II es una suerte de dos libros en uno.

Desgranó lo anterior al decir que por un lado, investigó qué paso en El Alamo y por otro, cómo se contó esa breve historia que ahora brilla con nuevas luces.

Francisco Ignacio Taibo Mahojo, como fue bautizado, aspiró de su cigarrillo, tomó su refresco de manzana, y espetó: “Yo quiero que mis libros estén bien contados, no me basta el rigor histórico. Deseo que estén bien narrados porque a veces los historiadores olvidan que la historia es también un arte narrativo”.

A partir de esa filosofía, el autor tiene la pretensión de que su libro sea leído no sólo por los mexicanos cultos.

“Los libros tienen una vida muy bonita: Primero en un círculo de lectores que los compran; luego, de quienes los piden prestados, y después donde están quienes les contaron lo que dice el libro”.

Con base en esa reflexión, espera que su libro llegue a un amplio sector de la sociedad y a eso, se agrega otro segmento de público, pues llevará la historia a la televisión, para decir varias verdades, como que la batalla de El Alamo no fue más que una lucha que duró apenas 90 minutos.

De parte de Estados Unidos, los participantes de esa batalla eran abusadores, gente con enfermedades venéreas, políticos fracasados, especuladores de tierras y esclavistas.

“El mito norteamericano se levanta sobre un gran fraude y la rebelión texana tiene dos corazones: La especulación de las tierras y el esclavismo”.

Para echar por tierra la falsa información que hace que la batalla del Alamo sea un trofeo para los norteamericanos, el escritor mexicano dedicó más de siete años a su investigación, la cual lo llevó a recoger archivos, publicaciones de viejas colecciones y bibliotecas, en el sur de Estados Unidos y en México.

La historia de la mulata que estaba con Santa Anna al momento de la batalla de San Jacinto; la del tipo que durante años falsificó documentos de la guerra de Texas ,y la que de John Wayne quien hizo una película reaccionaria para combatir ideológicamente a los estudiantes que estaban en contra de Vietnam, son derrumbadas aquí.