" El que quiera ser águila que vuele, el que quiera ser gusano que se arrastre, pero, que no se queje, ni grite, cuando lo pisen"...
(Emiliano Zapata)
A propósito de la crisis de gobierno que están enfrentando las administraciones progresistas de la región, y de la respetuosa y acertada crítica, que desde algunos sectores revolucionarios, han venido realizando a esos procesos, desde esta TRINCHERA, nos permitimos realizar algunos planteamientos y posiciones, con el objetivo de enriquecer el debate al interior de estas fuerzas.
1.- Debemos considerar, que debido al predominio del capitalismo a nivel mundial, ningún país queda excluido de la profunda crisis material y objetiva, que arrastra el modo de producción capitalista, incluido los países llamados progresistas, que siguen manteniendo estructuras capitalistas, tanto en su modo de producción, como en sus institucionalidades.
2.- Las actuales administraciones progresistas encabezadas por Chávez, Correa y Morales -si bien representan avances en el terreno subjetivo, de mayor grado de conciencia social, de estos pueblos ahogados por el imperialismo-, también son utilizadas por nuestro enemigo, para emplearlos como “enemigos de paja”, ya que a través del discurso, tienden a deslegitimar posiciones revolucionarias, de algunos sectores, que sí se plantean derechamente la revolución socialista.
3.- Las experiencias actuales en Latinoamérica, podrían insertarse dentro de un ciclo que el capitalismo, ha diseñado a partir de la Segunda Guerra Mundial, para contener el avance del movimiento social, donde el reformismo de izquierda ha jugado un triste papel, primero al no analizar acertadamente, que se trata de un juego enemigo y segundo “prestar ropa” al imperialismo, al jugar su mismo juego.
4.- No es de sorprenderse; desde su génesis, históricamente el revisionismo y su aparecer reformista, han caído, en numerosos desaciertos, acarreando de paso a los pueblos, que confían en ellos. En su afán de instalarse como una posición intermedia entre el capital y los explotados y marginados, al caminar por un híbrido camino, utilizando como plataforma al Estado burgués, para “sus transformaciones sociales”.
5.- El reformismo de izquierda, debido a su ceguera ideológica, tiende a atrincherarse en el Estado burgués, con lo cual va cerrando los espacios al pueblo y su organización natural, que es la construcción del Poder Popular.
El Socialismo Científico v/s Socialismos Utópicos: Un Constante Debate
Desde una posición marxista, es necesario reconocer, que el socialismo es un proceso tan material, como las crisis que le anteceden. Desde ahí, nos permitimos excluir aquellos que siguen la misma lógica de hace más de siglo y medio. Plantear el socialismo desde la idea, es decir, desde ésta, imponerla a la realidad, sólo significa un sueño truncado, pues las consecuencias son sabidas, “mas temprano que tarde”, se despierta violentamente.
De ahí, que validamos sólo un socialismo posible; aquel que la práctica indica.
Decimos esto, porque la teoría se debe supeditar a la práctica. Ahora bien, la teoría nos permite adelantar pronósticos, dilucidar los procesos, es decir, la unidad de ambas nos determina un éxito al que sólo le falta la decisión revolucionaria para apresurarlo, y así evitar que cientos de niños mueran en un minuto.
Una de las diferencias entre el Socialismo Científico y vulgar, utópico u otros, radica en que, uno expresa un proceso de solución a problemas materiales -y no sólo nos referimos al pan de hoy-, sino a terminar con el trabajo enajenado, la propiedad privada de los medios de producción y la liberación de las fuerzas productivas para satisfacer las necesidades humanas y de su cuerpo orgánico: la naturaleza. El otro intenta humanizar al capitalismo.
Lo anterior, porque uno apunta a la producción y el otro a la distribución, en última instancia, del sudor y sangre del pueblo y de sus niños, como lo plantea claramente Carlos Marx y que por su extraordinaria síntesis, nos permite reproducirlo dos siglos después: “Aun prescindiendo de lo que queda expuesto, es equivocado, en general, tomar como esencial la llamada distribución y hacer hincapié en ella, como si fuera lo más importante.
La distribución de los medios de consumo es, en todo momento, un corolario de la distribución de las propias condiciones de producción. Y esta distribución es una característica del modo mismo de producción. Por ejemplo, el modo capitalista de producción descansa en el hecho de que las condiciones materiales de producción les son adjudicadas a los que no trabajan bajo la forma de propiedad del capital y propiedad del suelo, mientras la masa sólo es propietaria de la condición personal de producción, la fuerza de trabajo. Distribuidos de este modo los elementos de producción, la actual distribución de los medios de consumo es una consecuencia natural. Si las condiciones materiales de producción fuesen propiedad colectiva de los propios obreros, esto determinaría, por sí solo, una distribución de los medios de consumo distinta de la actual. El socialismo vulgar (y por intermedio suyo, una parte de la democracia) ha aprendido de los economistas burgueses a considerar y tratar la distribución como algo independiente del modo de producción, y, por tanto, a exponer el socialismo como una doctrina que gira principalmente en torno a la distribución. Una vez que está dilucidada, desde hace ya mucho tiempo la verdadera relación de las cosas, ¿por qué volver a marchar hacia atrás?” (Glosas Marginales al Programa del Partido Obrero Alemán).
El grave problema histórico que resulta de las llamadas administraciones progresistas y sus teorías de Socialismos utópicos o vulgares, es la confusión o el “encubrimiento” ideológico, que realizan al interior de los pueblos:
1- Las falsas disputas o contradicciones: La fundamental y la que nos debe guiar, es la contradicción existente entre el capital y el trabajo y no la que nos dispone entre países. Por lo tanto, las estrategias desarrollistas, protecciones a la producción nacional, articulación de bloques regionales, con una supuesta orientación socialista, etc., lo que terminan es, reafirmando un supuesto “desarrollo”, que, en definitiva, es un desarrollo capitalista.
2- Enmascaramiento de la lucha de clases: En el caso de nuestra región, cuando se habla de las pretendidas “burguesías nacionales”, existe una desviación ideológica clara, ya que en la actualidad, las burguesías se encuentran transnacionalizadas. Al no entender esto, nos conduce a un proceso de desideologización, como la conciliación de clases, negando la división existente, entre dos clases enemigas irreconciliables. El marxismo-leninismo, nos advierte al respecto: La clase dominante, se convierte en la políticamente dominante, por lo tanto adquiriendo con ello, nuevos medios para la represión y la explotación de la clase oprimida.
3- Lo relevante entonces, no son las definiciones a priori, de que si un país implementa más o menos “ideas socialistas”, lo que importa es definir, a través de un análisis abarcador, si estas sociedades mantienen o no, relaciones de producción que permiten el despojo de una clase sobre otra.
En ese plano, si hiciésemos una valoración histórica de la gran cantidad de procesos, autocalificados de socialistas, tendríamos que diferenciarlos desde la posición ideológica y de clase, desde la cual se han planteado y obviamente desde la práctica y sus consecuencias.
1.- Podemos constatar diversas experiencias social-demócratas, que transitaron por la delgada línea que separa al capital del trabajo; con algunos matices de forma, presentan un tronco común; la realización de reformas en el marco del Estado burgués, el pluripartidismo y la defensa de la democracia burguesa, ante la cual, muchos de ellos sucumbieron; para ejemplificar, tenemos a Maurice Bishop en Guyana (1950), Jacobo Arbenz en Guatemala (1954), Joao Goulart en Brasil (1964), Juan José Torres en Bolivia (1971), Salvador Allende en Chile (1973), Nicaragua 1989, Si a ello le sumamos las administraciones populistas de Perón en la Argentina, Velasco Alvarado en Perú, Guillermo Rodríguez en Ecuador, Omar Torrijos en Panamá, por nombrar algunos, a las cuales podríamos sumar los casos de países europeos tales como Suecia, Dinamarca, Noruega, etc., que diseñaron los llamados “Estados de bienestar”.
2.- Siguiendo los postulados del marxismo, con el posterior aporte del leninismo, tenemos a un conjunto de experiencias que se apegaron a lo que se conoce como el Socialismo Científico. Es así, como considerando la experiencia de la primera revolución proletaria triunfante (la URSS), encontramos los procesos llevados a cabo en China, Corea del Norte, Vietnam y Cuba. Con matices de diferencia, desvirtuaciones posteriores, fracasos, etc. les reconocemos un tronco común; la necesidad de que la clase obrera, en alianza con los marginados, construyera Poder Popular y preparara la Dictadura del Proletariado, para expulsar a la burguesía como clase dominante y se iniciase el proceso material de la socialización de los medios de producción.
3.- A esas experiencias, la burguesía y sectores del revisionismo, las señalan como “socialismos reales”, lo que a todas luces es una configuración eufemística, puesto que cualquiera sea el desarrollo concreto, siempre son reales; los socialismos utópicos o vulgares del siglo XIX, los antes señalados, el actual Socialismo del Siglo XXI, son y fueron reales; la diferencia “real”, es que el socialismo diseñado bajo la ideología marxista-leninista, fue apegado en mayor medida a los postulados del Socialismo Científico ideado por Marx y Engels y los otros autodenominados “socialistas”, se alejan de esas concepciones. Si lo que se pretende es deslegitimar procesos concretos y el gran salto que dio la humanidad por su liberación, se vuelven a equivocar, los revisionistas y el imperialismo.
4.- Obviamente que lo sucedido y lo realizado en otras latitudes, y en otros procesos históricos, no puede transformarse en “copia y calco” y así reeditarlo en las condiciones generales y particulares que vive el capitalismo y su fase suprema el imperialismo. En la actualidad lo “marxistamente” correcto, sería utilizar la teoría marxista-leninista, aplicada a la situación y realidad concreta, pero nunca olvidando las valiosas enseñanzas de un pasado no tan lejano, ni menos caer en el revisionismo antojadizo, como algunas experiencias actuales.
5.- En ese sentido, el Socialismo del Siglo XXI, al no plantearse la socialización de los medios de producción y por consiguiente, la superación del Estado burgués, no dista mucho de otras experiencias social-demócratas y la práctica lo transforma en utópico; al no proyectarse estratégicamente en pos de la construcción del comunismo, sólo queda como paso táctico, como permanencia al interior de la FES capitalista, por eso permanece en el plano del reformismo, del revisionismo y del oportunismo.
El Revisionismo y su Crítica Anti-Marxista
Las disputas entre los sectores revisionistas, reformistas y revolucionarios, no es un hecho nuevo, ya lo constatamos en la Cuarta Edición de TRINCHERA MOVIL, donde establecimos la unidad y crisis del proletariado, a través de la historia. (1)
Así verificamos que a partir de la maduración de la ideología marxista, al interior del proletariado, comienza a surgir una ideología que intenta revertir los postulados originales, planteados por Marx y Engels. En ese transe aparece el revisionismo, que políticamente se presenta en forma oportunista y reformista.
1.- El revisionismo actual llega al extremo de “revisar” al propio revisionismo de viejo cuño; a tanto llega su divagación ideológica que su antitesis ya no es el capitalismo, sino que lo que ellos denominan como el “socialismo real” o del siglo XX.
2.- El revisionismo solapado en la actualidad, no considera el proceso revolucionario del siglo XX en su generalidad; lo particulariza y desde ahí realiza sus críticas, es así como para no criticar a Lenin, crearon “la bestialidad Stalinista”, es así que para esconder su oportunismo político crearon tesis “ultrarradicales”.
3.- Criticar desde la actualidad, con los elementos teóricos y prácticos existentes, una practica determinada del pasado, sin considerar su generalidad, es a lo menos antimarxista y antidialectico; aquellos que se desangran en buscar los desaciertos, de lo que la burguesía denomina como “socialismo real” y su ideología basal; es lo que Lenin criticaba de sectores ultra izquierdistas como el trotskismo, que no se posicionaban desde posiciones y situaciones concretas y objetivas de la realidad o simplemente algunos acontecimientos históricos los trasladan al presente.
4.- Hoy está de moda entre los nuevos revisionistas, el criticar y dar calificaciones antojadizas; reprochan a lo que ellos llaman “el DIAMAT”, no haber estado “a la altura de los avances filosóficos”, a Marx lo descalifican por no haber puesto demasiada atención al problema indo americano, de la mujer, de lo ambiental, por supuestas destempladas críticas a Bolívar, etc. Todo ello, lo hacen a partir de paradigmas actuales, sin considerar el hecho histórico desde el cual fue concebido el acerbo ideológico que dio vida a la teoría revolucionaria y basamento de las únicas revoluciones proletarias triunfantes.
5.- Para construir política revolucionaria, debemos establecer parámetros objetivos y reales, en ningún caso podemos criticar procesos, teniendo información recopilada y creada por el enemigo de clase. Considerando lo anterior, es innegable e incuestionable el paso histórico que dio gran parte de la humanidad, siguiendo el legado y los lineamientos de la primera revolución triunfante. En ese sentido, no puede ser un fracaso que millones de explotados y pobres del mundo se hayan desprendido de la enajenación y hayan dado un paso concreto en pos de su liberación; no es casual el nivel cultural e intelectual alcanzado por el proletariado, en ese proceso histórico… ahí están las revoluciones China, Coreana, de Vietnam, de Cuba y todo los movimientos de Liberación Nacional, surgidos en ese ejemplo, para constatar que no es un “invento”, que es una realidad objetiva; se basaron en los lineamientos que el marxismo-leninismo –sin duda, que no falta de carencias- desarrolló en esa realidad histórica y concreta.
6.- Está suficientemente claro, que se cometieron algunos desaciertos ideológicos, que después se refrendaron en la práctica. No podemos ignorar los errores cometidos, principalmente en los partidos de vanguardia. A nuestro juicio el principal error fue el dejar permanecer al interior de sus orgánicas, posiciones revisionistas y oportunistas que se lograron rearticular y por su medio incubar el ascenso imperialista; el PCUS es un claro ejemplo de lo estamos planteando. (2)
MIR de Chile, “paradigma ultra izquierdista”
Una de las características del revisionismo y el reformismo, es que tergiversa la ideología y la historia. Desde esos sectores, se acusó al MIR de Chile, como el “caballo de Troya del imperialismo”, que desde esta orgánica se fue intransigente con el gobierno de Salvador Allende en Chile, etc. Es así, como se posiciona al MIR de Chile, como uno de los “íconos del ultra izquierdismo”, considerando el rol que ese movimiento revolucionario jugó en el proceso de la Unidad Popular. A ese respecto, como orgánica que sigue los planteamientos originales del MIR de Chile, nos cabe la responsabilidad de plantear que:
1.- La realidad objetiva indica que difícilmente un Partido Revolucionario en formación y crecimiento, como lo fue el MIR de Chile, durante la Unidad Popular, haya tenido la influencia y responsabilidad que el reformismo, le ha intentado entregar a través de la historia y lo más grave, propagandeó y agitó en todas las latitudes, como verdad universal, no faltando sectores en el exterior, que se hicieron eco de aquello.
2.- Al transcurrir algún tiempo de los hechos ocurridos en el proceso chileno, podemos ver con mayor claridad los acontecimientos, y sin temor a equivocarnos, podemos decir que la orgánica que mas acertada estuvo en sus análisis, precisamente fue el MIR de Chile, que a través de la información de su novel trabajo de inteligencia, se pudo anticipar a un sin numero de hechos que hubiesen anticipado el golpe fascista, que fue una de las pocas orgánicas que se planteó en la situación concreta, por lo que está lejos de la calificación de “ultra izquierdista”, ya que con el arribo del Comandante de la Revolución Chilena, Miguel Enríquez, a la dirección del partido, se había iniciado un proceso de “limpieza y profesionalización de sus cuadros”, adoptando de lleno la ideología marxista-leninista, desterrando el revisionismo de sus filas.
3.- Es falso el rol, que califica el accionar del MIR de Chile, como elementos desestabilizadores del proceso de la Unidad Popular; a nuestro juicio se tubo demasiado respeto por la administración socialdemócrata del Presidente Allende, por que se tenía una confianza extrema en su figura y liderazgo, que él en la práctica no defraudó. Lamentablemente no podemos decir lo mismo de la coalición que le brindó su apoyo en un comienzo y que al poco andar lo abandonó; la soledad de su muerte en la Moneda, parece ser la cruda realidad del ocaso del presidente mártir.
4.- A nuestro juicio, Salvador Allende tenía muy claro cuál era su rol y hasta donde llegaba su posta, eso se puede comprobar, cuando realiza el último llamado a Miguel, el problema es que definió demasiado tarde, pero ese no es sólo un error de Allende; las fuerzas revolucionarias deben leer las situaciones concretas y determinar cuando les corresponde actuar en el plano indicado; no pretendamos tampoco, que el reformismo nos pautee nuestro accionar político y militar.
5.- En la actualidad, desde el reformismo, en diversos países de la región, especialmente donde existen administraciones progresistas, es usual la valoración de “ultra izquierdismo o miristas” para calificar las posiciones revolucionarias, que pretenden alcanzar cambios en la estructura de la sociedad y no quedarse en simples reformas al sistema.
6.- Desde esta TRINCHERA planteamos, que la crítica acertada, siempre es positiva, sobre todo si va dirigida a que el pueblo vaya alcanzando niveles de conciencia revolucionaria, ya que el reformismo subvalora la fuerza del pueblo, por ello busca alianzas con la burguesía; no fue el MIR de Chile quien buscó alianzas con una supuesta rama de “militares constitucionalistas”, ni con una supuesta “burguesía nacional”, como en el caso chileno.
Con el respeto que la situación actual amerita, nos cabe la responsabilidad de hacer un llamado a las fuerzas revolucionarias, a jugar un rol mas decisivo en los procesos que se avecinan: a todas luces es un error seguir insistiendo, que respetados dirigentes como los Presidentes Chávez, Correa o Morales, jueguen un rol que sus posiciones de clase no les permiten realizar.
Desde una posición ideológica y política, estos valiosos dirigentes no están cometiendo errores; realizan lo que su posición de clase les indica. Si lo que pretendemos es dar pasos verdaderamente revolucionarios, no esperemos que estos dirigentes los den; los únicos llamados a perspectivar una línea revolucionaria, son aquellas fuerzas que realmente tienen una posición de clase revolucionaria.
Con lo anterior, queremos plantear con toda claridad, que para poder subvertir al Estado burgués es tan necesario Chávez, Morales o Correa, así como lo fue Allende en Chile; la maquinaria del Poder Popular, del poder dual, pasa por considerar los avances y reformas que desde el Estado burgués se puedan realizar, la claridad ideológica y estratégica viene dada por como estas se utilizan para impulsar dialécticamente la construcción del Socialismo Científico y la superación del Estado burgués.
A los dirigentes reformistas, como Chávez, Correa y Morales, al igual que Salvador Allende, se les debe reconocer sus aportes, su disposición a realizar reformas en el ámbito social, a los espacios de participación del pueblo, pero muy diferente es seguir insistiendo que ellos impulsen cambios revolucionarios, insistimos que los únicos en disposición de realizar dichas transformaciones, son aquellos que utilizando una ideología de clase, entienden y comprenden por donde debe marchar el proceso.
Para no caer en el juego revisionista, es imperioso que las fuerzas revolucionarias, realicen un acertado balance, que pasa por definir como están establecidas y se ubican las fuerzas al interior del pueblo, cual es el grado de hegemonía que estas han alcanzado y principalmente de la situación del capitalismo a nivel mundial. Ello nos serviría mucho para clarificar posiciones en la actualidad, para no definir falsos enemigos, para no caer en el oportunismo, ni el ultra izquierdismo y entender que nuestro enemigo es el capital, y si el reformismo entra en alianza con él, ya no es nuestro problema…
Sólo nos queda seguir insistiendo: Instrúyanse, porque necesitamos toda nuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitamos todo nuestro entusiasmo. Organícense, porque necesitamos de toda nuestra fuerza.
Con el PUEBLO, como Fuerza Principal Político-Militar,
Con la vanguardia, creando CONCIENCIA Revolucionaria y
Con el FUSIL, como guía de la lucha histórica y constante.
POR LA RAZON Y LA FUERZA, LOS TRABAJADORES AL PODER
SÓLO PODEMOS LA VÍA REVOLUCIONARIA
COMBATE O MUERTE
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