Si bien el concepto de "derechos de los animales" no tiene fundación, ya que el "derecho" es un fenómeno de la organización social humana y no tiene ningún significado aparte de las relaciones sociales humanas [¡aparte de los humanos, los otros animales no consideran el tema de los "derechos de los animales"!], sí hay que considerar el problema del efecto, en los seres humanos y en su sociedad, del tratamiento que se da a los animales y, por extensión, a las plantas y el medio ambiente.
Al igual que las demás especies, los seres humanos siempre han abordado y siempre abordarán todo --no puede ser de otra manera-- desde el punto de vista de su especie. Pero precisamente desde ese punto de vista, el sufrimiento que les causan a los animales, o la destrucción de las plantas, que no tenga como motivo superar el sufrimiento humano ni hacer avanzar a la sociedad, que apenas sea una expresión de crueldad o de prepotencia, o cuyo único propósito excelso sea obtener artículos de lujo para las capas sociales privilegiadas, parasitarias e indulgentes, todo eso degrada a los seres humanos y por tanto hay que condenarlo.
La moral comunista también se opone al consumo de drogas y alcohol cuando degradan física e ideológicamente, conducen a la violencia y al maltrato, así como al robo y hurto de los mismos oprimidos, porque todo eso fortalece al opresor, divide y desmoraliza a las masas, y hace más difícil que reconozcan sus verdaderos intereses y que se unan para luchar por ellos.
Bob Avakian, PCR-EU
LA FUGA DE LA HISTORIA de Doménico Losurdo
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