"Hallada una nueva forma de vida en la Tierra", dijo Público. "Una bacteria que vive con el arsénico amplía la receta de la vida", aclaraba El País. Era principio de diciembre del año pasado y la NASA había convocado una rueda de prensa para "para tratar de un descubrimiento astrobiológico de impacto en la busca de pruebas de vida extraterrestre". Los rumores corrieron como la pólvora por internet, si bien algunos como Javier Armentia, quizá dotados de un buen instinto periodístico, quizá poseedores de información privilegiada, seguramente ambas cosas, supieron rastrear las pistas dejadas entrever en el comunicado hasta su auténtico contenido: la futura publicación en Science de un artículo científico que afirmaba la existencia de una cepa bacteriana capaz de sobrevivir y reproducirse en un medio con arsénico y sin fósforo.
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