Hay 27 muertos y cientos de heridos
El grupo sunita Yundalá reivindicó este viernes el doble atentado suicida contra una mezquita del sureste de Irán, que causó el jueves al menos 27 muertos, y afirmó que el blanco del ataque eran los Guardianes de la Revolución, la milicia ideológica del gobierno islámico iraní.
El doble atentado, que también dejó unos 270 heridos, tuvo lugar cerca de una mezquita Zahedan, capital de la provincia de Sistan-Baluchistán, donde la Yundalá ('Soldados de Dios') lleva a cabo una rebelión armada desde hace diez años.
"Yundalá anuncia al pueblo de Baluchistán y a Irán que esta noche (del jueves) dos de sus hijos pudieron, durante una operación desigual que golpeó el corazón de los Guardianes reunidos en la mezquita de Zahedan para celebrar el Día de los Guardianes, enviar al infierno a un centenar" de ellos, afirma el grupo sunita en un texto colgado en su sitio de internet.
"En su primera fase de operación, Abdulbasit Righi se hizo estallar en medio de decenas de Guardianes" de la Revolución. "Después de que miembros de los servicios de inteligencia, de seguridad y del Ejército rodearan el lugar (del atentado), Mohammad Righi se hizo estallar a su vez, enviando al infierno a decenas de otros", prosigue.
"Esta operación es una respuesta a las atrocidades incesantes cometidas en Baluchistán por el régimen, que pensaba que con la muerte de Abdolmalek (Righi), el combate terminaría", agrega el texto.
Yundalá hace referencia a la ejecución de su jefe, Abdolmalek Righi, ahorcado el 20 de junio tras haber sido capturado en febrero en una espectacular operación de desvío a un aeropuerto iraní de un vuelo internacional en el que Righi viajaba de los Emiratos Árabes Unidos a Kirguistán. El grupo prometió entonces vengar su muerte.
Los atentados del jueves se produjeron cuando numerosos fieles celebraban el aniversario del imán Hussein, nieto de Mahoma, en la mezquita de Jamia, en Zahedan.
El atentado "causó 27 muertos y 270 heridos", declaró este viernes el ministro de Salud, Marziah Vahid Dastjerdi, a la agencia Mehr, precisando que 11 heridos se encontraban en estado grave.
Hossein Ali Shahriari, diputado de Zahedan, declaró a la agencia Ilna que más de 300 personas resultaron heridas.
Según el viceministro del Interior, Alí Abdollahi, varios Guardianes de la Revolución, que vigilaban el edificio, figuran entre los muertos y heridos.
La televisión mostró imágenes de la mezquita, cuyos muros estaban cubiertos de sangre y de restos humanos. La onda expansiva hizo volar las ventanas de los edificios aledaños.
Hossein Ali Shahriari había indicado el jueves por la noche que los dos atentados, perpetrados hacia las 21H20 (16H50 GMT), eran obra de dos kamikazes, uno de los cuales estaba vestido de mujer.
El responsable del buró político de los Guardianes de la Revolución, Yadolá Javani, evocó una posible implicación de potencias occidentales, entre ellas Estados Unidos, en los atentados. "No puede descartarse la intervención directo de Estados Unidos, de los sionistas y de otros países occidentales en las explosiones de la mezquita Jamia", dijo en declaraciones a la agencia Fars.
La secretario de Estado norteamericana Hillary Clinton calificó el jueves los atentados de "horribles" e hizo un llamamiento a perseguir a sus responsables.
El último atentado reivindicado por Yundalá se remonta a octubre de 2009 y causó 42 muertos, entre ellos varios oficiales de los Guardianes de la Revolución, en Pishin, localidad próxima de la frontera paquistaní.
Los rebeldes de Yundalá son sunitas pertenecientes a la etnia baluche.
El gobierno iraní acusa al grupo de ser entrenado y equipado por los servicios de espionaje norteamericanos, israelíes, británicos y paquistaníes.
Fuente: Resumen Latinoamericano