martes, 24 de noviembre de 2009

Estafa bancaria

por Raimundo Fitero

Quién no ha soñado con atracar un banco? Los ciudadanos que tenemos nuestro imaginario repleto de películas del Oeste encontramos una salida neuronal que nos ayuda a eliminar toxinas ideológicas imaginando que atracamos un banco. Y que no nos pillan, obviamente. Lo soñamos vestidos de vaqueros, pero lo ideal sería aparecer como Woody Allen, con una nota manuscrita en la ventanilla y que te llenen la bolsa con algunos millones de euros. He pasado muchas noches pensando en la mejor manera de atracar un banco y estoy como estaba, sin oportunidad alguna.

Mi terapeuta me acusa de cobarde por un sueño recurrente que me atrapa desde hace muchas décadas: en un accidente de moto y bicicleta, a uno de los heridos se le van cayendo monedas y billetes de manera impresionante y solamente yo los voy recogiendo. Me despierto sudando, con mucha mala conciencia porque estoy dispuesto a quedarme con esas mínimas cantidades. No tengo espíritu ambicioso ni en mis sueños más empecinados.

Es por ello que una noticia me tiene soliviantado: «Detienen a 37 personas por estafar a diversas entidades bancarias cerca de tres millones de euros».

Es curioso; estos seres han sido detenidos, pasarán por la cárcel, serán juzgados y penarán, mientras que los que han hecho de la estafa bancaria una profesión reciben parabienes, son recibidos por las altas alcurnias y oligarquías, disponen de ordenamientos jurídicos y reglamentarios diversos para que, a base de comisiones, porcentajes leoninos y toda suerte de maniobras especulativas, vayan haciendo una estafa global, cósmica.

Y si tienen algún problema con sus gananciales, siempre están los gobiernos para insuflarles un poco de oxígeno en forma de millones de euros para que puedan seguir repartiendo dividendos y cobrando unos sueldos que son, en sí mismos, la gran estafa.

Seguiré soñando con atracar un banco. En hacer saltar la banca del casino, en desfalcar a cualquier caja de ahorros, en intentar que me contabilicen dos veces el exiguo salario en mi libreta. Y no se den cuenta. O cuando se den cuenta, sea tarde. Una estafa bancaria en la vida a mi favor para compensar.