Por Juan Fernández López
Una de las más recientes filtraciones de Wikileaks desclasificaba un cable del actual jefe de la Sección de Intereses norteamericanos en La Habana, Jonathan Farrar, quien en abril del 2009 evaluaba a la “oposición cubana como un grupo desconectado de la sociedad”, “más preocupados por conseguir dinero que en llevar sus propuestas a sectores más amplios de la sociedad cubana”.
Señala textualmente el informe del jefe de la SINA que “las encuestas informales que hemos hecho entre solicitantes de visas y refugiados muestran que las personalidades disidentes o sus agendas son prácticamente desconocidas”. Además los diplomáticos estadounidenses reconocen tener “pocas evidencias” de que estos representen a miles de cubanos, como ellos aseguran. Añade el examen del Cuartel General que “son muy pocos los disidentes, si es que hay alguno, con una visión política aplicable a un gobierno futuro”.
Más adelante apunta que “es preciso que empiecen por lograr cierto grado de unidad de objetivos como oposición o al menos que dejen de gastar tanta energía en serrucharse el piso los unos a los otros”.
Respecto a las ambiciones financieras, revela que “una organización de partido político dijo abierta y francamente al jefe de la SINA que necesitaba recursos para pagar salarios y le presentó un presupuesto con la esperanza de que la SINA lo cubriera.” “Si bien la búsqueda de recursos es su principal preocupación, la segunda más importante parece ser limitar o marginar las actividades de sus antiguos aliados de manera de reservarse el poder y el acceso a los escasos recursos”.
En cuanto a las relaciones de los asalariados de la SINA en Cuba y los “exiliados” que le envían “una buena parte de sus recursos”, reconocen que no se llevan bien porque los de allá tienen demasiadas ambiciones para prometerles espacios futuros. “Los miembros de la oposición de todas las filiaciones -afirma el cable- se quejan de la intención de los exiliados de socavar a los grupos oposicionistas locales de manera de posicionarse en el poder a la salida de los Castro”. “Los de la isla acusan a los exiliados de Miami y Madrid de tratar de organizar sus acciones desde lejos y de no presentar cabalmente sus criterios ante los artífices de política de Washington.”
Llama la atención que ante tan malas calificaciones de los propios amos, de esa “cantera” se seleccionen premios internacionales que dotan de decenas de miles de euros y dólares a desconocidos, desconectados y avaros personajes.
Se quejan personalidades mundiales de que los premios se han convertido en negocios crueles de sus propios gestores, para fabricar “personalidades”, “líderes”, “artistas”; mundializar mercenarios, opositores y acólitos obedientes, al tiempo que maquinaria excluyente de quienes más los merecían. El cable de la SINA destapado por Wikileaks así lo confirma.